Mi primer recuerdo es un jardín muy cuidado, donde jugaba y le pedía a mi hermano mayor que me cortara un papel que sostenía con mis pequeños dedos de bebé a los 2 años aproximadamente, mi hermano usando una tijeras de jardinería, me complació. La verdad no recuerdo cómo me volvieron a nacer los dedos. Fui hiperquinético, muy curioso, y, sobre todo, indisciplinado, las reglas no eran para seguirlas, sino para agotar la paciencia y el arsenal de castigos de mis maestros. Si no fuera arquitecto hubiera sido un médico forense o un biólogo. Lo que más me interesa de la ciudad es su ADN, para poder abordar resilientemente su realidad, y redefiniendo su código, sanarla. Lo que más me interesa investigar son las herramientas para hackear la producción cultural, científica y la innovación abierta para el hábitat. Lo primero que me planteo ante un proyecto es cómo hacerlo más simple, cómo abordar la realidad, cómo aportar síntesis a la solución, cómo construir valor, cómo somos más útiles. Mis tres habilidades más importantes son: la comunicación, la sintetización y la coordinación de procesos complejos. Que qué aporto a Ad Urbis, pues un procesador cuántico. Hay muchos libros, lista interminable, de hecho casi siempre hay uno para cada proyecto. Mientras trabajo me gusta escuchar a Draco, Bunbury, Pablo, Zoe, Ismael, Hermanos Gutiérrez, Encuentro en el Estudio, y muchos más y los descubrimientos que trae Samuel..